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Érase una vez un niño llamado Chispas.
A Chispas le encantaba ir al colegio para ver a sus amigos. Sus amigos eran: Rayo, Trueno y Tormenta.
Chispas estaba muy triste porque sus amigos no le hacían caso. A la semana siguiente, sus amigos volvieron a hacerle caso y a jugar con él.
Vino un niño nuevo al colegio y Chispas, Rayo, Trueno y Tormenta se alegraron mucho.
Se llamaba Fuegos Artificiales y era muy simpático. Chispas, Rayo Trueno y Tormenta le preguntaron que si quería ser su amigo. Fuegos Artificiales se alegró mucho de quisieran ser sus amigos.
Un día, Fuegos Artificiales propuso a Chispas, Rayo, Trueno y Tormenta quedar un sábado para patinar e ir al cine.
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Chispas le dijo que no podía porque se iba de viaje; Rayo, tampoco porque tenía clases de francés y alemán; Trueno, tampoco podía porque tenía clases de inglés y baile moderno; y, Tormenta, tenía que ir a comprar ropa.
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Fuegos Artificiales se quedó muy triste porque sus amigos no podían ir a patinar e ir al cine. Chispas, Rayo, Trueno y Tormenta intentaron consolarlo, pero no pudieron.
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Al día siguiente, Chispas, Rayo, Trueno y Tormenta, le dijeron a Fuegos Artificiales que podían saltarse lo que iban a hacer el sábado y que podían ir a patinar e ir al cine. Fuegos Artificiales se puso muy contento y volvió a ser su amigo.
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